Jara y S-22, ¿Coincidencia histórica?
Por Arturo Tapia*
La semana pasada el gobernador Salomón Jara
señaló que se ha dado seguimiento a las demandas del magisterio establecidas en
su pliego petitorio 2023, pero aseguró que, no ha habido “correspondencia” de
los docentes. Esto lo afirmó luego del paro de 72 horas que estos promovieron y
del amago de volverlo un paro indefinido.
Jara asegura que, pese a que la mayoría de las
demandas del magisterio son de carácter federal, su gobierno ha colaborado en
la atención de éstas y que, ha abierto las puertas y demostrado voluntad y
compromiso para mejorar las condiciones del trabajo docente. En este tono
conciliador, el gobernador intenta convencer al magisterio de que, existe una
"coincidencia histórica" de su movimiento con el gobierno de Oaxaca y
con el federal, ya que todos han luchado contra el pasado autoritario del país.
En otras palabras, vienen de la misma lucha, por lo cual, tienen objetivos e
ideales compartidos. A mi juicio, esta perspectiva no ha permeado en la
dirigencia del magisterio cuya estrategia y discurso recientes muestran más
bien una radicalización y una distancia estructural respecto a la narrativa del
gobierno.
Las movilizaciones de estos días vuelven a
mostrarnos que, en la sección 22 (S-22) el gobierno estatal tiene como
interlocutor a un actor dominante y sin contrapesos. Esta condición le ha
permitido durante muchos años trasladar de manera efectiva su agenda gremial a
la agenda educativa del estado, por lo que, la distribución de los bienes del
sistema ha terminado sesgándose a favor del magisterio y en detrimento de las
demandas de otros grupos de población (v.gr. alumnos y padres de familia).
Los llamados de Jara a la conciliación se dirigen
no sólo a un actor dominante, sino a un actor antisistémico cuya lógica y
discurso han madurado a partir de la ruptura del pacto fiduciario (i.e. pacto
de confianza) entre gobierno y sociedad a causa de la corrupción habitual de la
clase política oaxaqueña y de la ineficiencia de la administración pública en
el proceso de formulación-resolución de demandas sociales. De esta manera, los
llamados de Jara al magisterio para "confiar" en su gobierno, se
enfrentan a una desconfianza tanto estructural como añeja.
Dos hechos recientes que están pesando en la negociación
actual son, por un lado, el cambio y conformación de un comité ejecutivo más radical
que, está revitalizando las lógicas contestatarias y antisitémicas, y por otro,
el fin de la pandemia que, permite nuevamente al magisterio la ocupación masiva
de espacios. Además, la nueva dirigencia busca “depurar” política e
ideológicamente las posturas negociadoras o conciliadoras de las dirigencias antecesoras.
En tal sentido, la denuncia de corrupción que hizo el gobierno de Jara relativa
a la dirigencia anterior ha terminado por fortalecer y legitimar el trabajo “depurador”
de la actual.
En su antisistemismo, el movimiento
magisterial reivindica la organización y las reglas propias frente a los
intentos de reglamentación externos, y esto se ve claramente en la resistencia
a las distintas reformas educativas y en el intento de los últimos años de
empujar su propio modelo educativo señalando la falta de pertinencia cultural
del diseñado en el centro del país frente al contexto multicultural oaxaqueño
que Jara también reconoce.
El gobernador parece olvidar que todos los
gobiernos anteriores, al igual que el suyo, han buscado una gobernabilidad pactada
del sistema educativo, pero esto se ha traducido en un método de formulación de
decisiones públicas bajo reglas no escritas y con primacía de la negociación política
y al margen o por sobre la ley. Un marco de negociaciones así, condiciona estas
últimas a relaciones de fuerza, siendo las estrategias de movilización-presión desplegadas
por la S-22 superiores a las de gobiernos cuyo mayor temor es ver emerger un
nuevo “2006”.
Jara llama al magisterio a confiar en un
gobierno que se proclama distinto y con el que se tienen coincidencias
históricas. Sin embargo, es poco probable que la dirigencia actual vea con
buenos ojos la estrategia seguida para implementar el corredor interoceánico, a
saber, sacrificando la consulta pública a los pueblos, o el uso de la fuerza para
el desalojo de grupos en el zócalo de la capital oaxaqueña. De esta manera, la
dirigencia magisterial actúa con reservas y no podemos descartar que cumplan el
anuncio de irse a un paro más prolongado.
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