Llamadas de auxilio
Publicado en NVI Noticias el miércoles 13 de diciembre de 2023
Por: Arturo Tapia y Cosette Alfonso
La semana pasada la prensa reportó el inusual incremento en las llamadas de auxilio por violencia familiar en el municipio de Tuxtepec. Se trata de llamadas que denuncian eventos relacionados con el uso de la fuerza física contra integrantes de familias, aunque ello ocurre en primer lugar contra mujeres.
La violencia familiar es de un tipo muy
específico. Es exclusiva, por ejemplo, del ámbito privado y puede afectar tanto
a los ascendientes como a los descendientes de este núcleo social, es decir,
hijos e hijas, madres o padres, sin embargo, las principales víctimas son las
mujeres, cualquiera que sea su posición, por lo cual, esta violencia se
encuentra dentro de la lista de los tipos de violencia de género.
Una constante que se observa en este delito es
el hecho de que, las víctimas difícilmente logran liberarse del perpetrador,
pues al ser ejercido en su círculo de confianza, han generado lazos
sentimentales e inclusive de dependencia, por esta razón se observa en las
víctimas el rechazo a la idea de que, efectivamente, son violentadas e
inclusive normalizan estos abusos, sintiéndose avergonzadas o con miedo a
denunciar la situación que viven. El resultado de esto es que el ciclo de la
violencia se repite una y otra vez, provocando su incremento constante.
En el extremo de la violencia familiar contra
las mujeres aparece el feminicidio. A este respecto, cabe anotar que la mayoría
de los feminicidios, estadísticamente hablando, se cometen en la privacidad del
hogar por personas con alguna relación con la víctima, lo cual en términos
jurídicos encaja nuevamente con la definición de violencia familiar. Se trata entonces
de fenómenos asociados.
Las cifras del feminicidio en los últimos años
en México se han disparado, y Oaxaca ha ocupado dos veces, de manera
consecutiva, un lugar en la lista de entidades con mayor comisión de este
delito.
Un hecho que hay que agregar es que, el
incremento local de la violencia de género en Oaxaca corre en paralelo con la
tendencia creciente en los asesinatos de varones. Esta correlación nos tiene
que hacer pensar en que en la entidad se está configurando lentamente un clima
de violencia generalizada. Si esto es verdad, el incremento en unas violencias
no se manifiesta de forma aislada, sino que se asocia y a la vez refuerza
otras. Al final del ciclo, lo que madura es una crisis societal por la cual, la
exposición reiterada a múltiples formas de delitos termina provocando una
dinámica sin contención.
Si nuestra percepción es acertada, la sociedad
oaxaqueña corre riesgos de rupturas graves del tejido social. En este sentido, necesita
una reforma de su aparato judicial que permita reducir los delitos y recuperar
la confianza de los ciudadanos en los procedimientos de prevención y de
denuncia.
Al mismo tiempo, será necesario fortalecer una cultura de diálogo que permita a las personas solucionar las diferencias e inconformidades por vías pacíficas desde los núcleos familiares. No hay que olvidar que detrás de las cifras que estamos viendo, hay rostros, nombres e historias de víctimas y victimarios que cohabitaron bajo el mismo techo.
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